Jamie Dornan: “Mi mujer no lo sabe, pero hay rabia dentro de mí”
Objeto de deseo permanente, el actor habla de sadomasoquismo, la pérdida de su madre y de su peor actuación. Dornan acaba de estrenar la película para Netflix 'El asedio de Jadotville' y triunfa con su papel de psicópata en la serie 'The fall'
Antigua entrevista de la revista ICON ( El Pais) , publicada en Octubre de 2016
Existen cuentas de Twitter dedicadas a celebrar la forma de sus brazos. Las imágenes publicitarias donde este exmodelo aparecía revolcándose con Kate Moss, o embadurnado de aceite junto a Eva Mendes, forman parte del imaginario popular de la década pasada. Medios tan serios como The New York Times llegaron a apodarle “el torso de oro”. Y un simple tráiler de la segunda entrega de 50 sombras de Grey –donde interpreta al más indescifrable icono de nuestra era: un millonario aficionado al sexo sadomasoquista– logró que cientos de fans enajenadas abarrotaran las salas de cine mientras tachaban los días en el calendario hasta la llegada del estreno (14 de febrero de 2017).
A Jamie Dornan nada de eso parece importarle lo más mínimo. Este norirlandés de 34 años tiene claro que quiere ofrecer algo más que un físico intimidante. Podría haber pasado sus días encadenando contratos publicitarios donde seguir exhibiéndose semidesnudo. Pero prefirió convertirse en actor. Y tras enfrentarse a los prejuicios de media humanidad, llegó la sorpresa: la serie The fall, donde interpreta a un psicópata de su Belfast natal y de la que acaba de estrenar la tercera temporada, le reveló como un intérprete de una insospechada profundidad. Su última película, pensada como antídoto a la descomunal fama que le ha proporcionado Christian Grey, sigue en la misma línea.
El asedio de Jadotville, que se estrenó el 7 de octubre en Netflix, se inspira en un caso real. En 1961, durante la guerra de Katanga, una provincia secesionista de Congo, un batallón irlandés de 150 soldados enviado por las Naciones Unidas fue atacado por unos 3.000 hombres del ejército local asistidos por mercenarios franceses y belgas. Fueron cinco días de fieros combates. Pero esta batalla fue borrada de la historia oficial de Irlanda. “No tenía ni idea de este episodio. Se mantuvo silenciado durante años por varias razones, lo que me parece vergonzoso, ya que demuestra el heroísmo irlandés a gran escala”, explica con uno de esos acentos que obligan a tender la oreja. Estamos en un patio interior del barrio londinense de Shoreditch, tras una sesión de fotos en la que se habrá mostrado sencillo y tratable, espontáneo y algo malhablado.
¿Por qué se metió en este negocio? Porque no tengo la actitud adecuada para trabajar en una oficina. Desde muy joven supe que no era ese tipo de persona: me falta paciencia para sentarme ante un ordenador. No tenía ni idea de lo que haría, pero sabía que no sería eso. Creo que todos los que trabajan en el cine lo sienten. Empecé en el teatro a los 13 años. Me encantó ser una persona distinta, expresarme de otra forma que con mis amigos del equipo de rugby. Sin tener claro que quería ser actor, me sentía cómodo en un mundo que me permitía no comportarme como se esperaba de mí.
¿Cómo terminó haciendo de modelo? Durante un año estudié marketing, simulando convertirme en un adulto de verdad. Hasta que descubrí que era una pérdida de tiempo y de dinero. No quería mercantilizar nada y la simple idea de hacerlo me repugnaba. No tenía ningún otro plan. Entonces, mi hermana me empujó a hacer de modelo. A los 20 años, si te dicen que te darán un montón de dinero por posar con aire lúgubre mientras te hacen una foto, es de tontos decir que no. Los modelos tienen mala reputación. No me malinterpretes: existe una gran cantidad de modelos muy tontos ahí fuera, pero a mí me parece de listos ganar tanto dinero por hacer tan poco.
También tiene sus complicaciones. Cuando se aspira a hacer otras cosas, puede ser una camisa de fuerza de la que cuesta mucho escapar. Es verdad. Yo me encontré con eso muy pronto. En algunas cosas te beneficia, pero en general es un gran estigma. Siempre me ha parecido exasperante que, por el hecho de haber sido modelo durante unos años, ya no puedas ser un actor válido. En especial, en Reino Unido. En Estados Unidos diría que no les importa una mierda.
Cuando se observa su trayectoria, parece haber dedicado mucho tiempo y esfuerzo a contradecir la percepción que los demás tenían sobre usted. Hasta cierto punto. Pero gran parte de lo que dices está ligado a The fall. Es el tipo de papel para el que nunca me tenían en cuenta, a causa de ideas preconcebidas sobre el tipo de actor que debes ser si has participado en campañas para firmas de moda. Nunca me habían dado la oportunidad. No buscaba venganza, sino simplemente ejercitar mi músculo interpretativo en un proyecto muy alejado de lo que se suele esperar de mí. Me admiró descubrir que me sentía cómodo en un terreno tan oscuro. Cada papel te ayuda a conocer cosas nuevas sobre ti mismo. Es complicado cuando interpretas a alguien tan malvado, pero tienes que hurgar en ti mismo para encontrar cosas que llevas en tu interior. Por ejemplo, sé que hay rabia dentro de mí. Casi nunca sale, hasta el punto de que mis amigos nunca la han visto y mi mujer [la actriz y músico Amelia Warner, 34 años, con la que tiene dos hijos, de 3 años y unos meses] ni siquiera sabe que existe, pero yo sé que está ahí.
La gente descubrió ahí que sabía actuar. ¿Por qué cree que trabaja mejor en esa serie que en otros proyectos? Peter O’Toole, que sabía de lo que hablaba, dijo una vez que los grandes papeles hacen grandes a los actores. Fíjate en Tom Cruise: rodó el mismo año Rainman y Cocktail. Por una se llevó grandes elogios; por la otra, le nominaron al Razzie [premios a las peores interpretaciones del año]. Me parece la prueba definitiva de lo que decía O’Toole.
¿Por qué aceptó 50 sombras de Grey y cuál ha sido el resultado de esa decisión? Ahora es más conocido, pero, ¿no es una nueva camisa de fuerza de la que escapar? Sí y no. No me importa lo que se percibe de mí, más allá de lo que piensen mis amigos y mi familia. Y diría que me gustan los retos. Puede que el resto de mi carrera esté definida por ese personaje, pero sólo significa que tendré que luchar un poco más para romper con eso. Participar en una franquicia con tantos seguidores es una oportunidad inmensa, al margen del miedo que a veces pueda dar y de la percepción que se tenga de ella. Todo es cuestión de encontrar un equilibrio. Desde entonces, he rodado tres películas independientes.
Obtuvo muy buenas críticas por The fall, pero menos buenas por 50 sombras de Grey. ¿Cómo se lo tomó? Puedo hasta repetir algunas de memoria. Cuando tenía cuenta en Instagram me mandaron un montaje con las peores críticas. Me pareció divertidísimo. Un crítico decía que tenía “tanto carisma como los copos de avena”. Otras fueron divulgadas en publicaciones cristianas… No voy a perder el sueño por eso.
Entonces, no le afecta lo más mínimo. No. Se han dicho cosas peyorativas sobre los libros y sobre el tipo de fans que tienen, y la verdad es que me parece poco respetuoso con esa gente. Pero, a nivel personal, me da igual. De hecho, creo que no estuve bien en esa película. Estoy bastante seguro de que es mi peor interpretación hasta la fecha. No me importa reconocerlo. A veces las cosas escapan a tu control, aunque no me voy a inventar excusas. Lo de la avena fue un poco duro, pero estoy de acuerdo. Y seguro que los 17 lectores de ese crítico también lo estaban.
Hace poco le preguntaron por la cosificación de las mujeres y sus cuerpos. Respondió que eso afecta también a los hombres, incluyéndose entre los afectados. ¿Es algo a lo que intenta resistirse? Forma parte del trabajo. Si eres actor, se te va a convertir en objeto. Desgraciadamente, les pasa más a las mujeres, porque la gente está obsesionada con sus formas y su desnudez, cuando para mí es algo totalmente natural. Como actor, tienes que intentar controlar lo mejor que puedas este riesgo de que te cosifiquen. Si haces todo lo que piden los directores, seguramente terminarás sintiéndote herido y utilizado. Uno debe intentar mantener cierto control.
Hay quien se toma 50 sombras al pie de la letra y quien ve todo tipo de subtextos sobre las relaciones entre hombres y mujeres. ¿Cómo la afrontó al tener que interpretarla? Me la tomé al pie de la letra, porque esa era la intención de quien la escribió. Me maravilla toda la controversia sobre el contenido de los libros. A mí no me chocan en absoluto. Mientras no estén haciendo daño a alguien contra su voluntad ni asesinando a nadie, me parece bien. La gente que se compadece de los sumisos en el sadomasoquismo no entiende que son ellos quienes desean tener ese papel. Hay gente que juega al bridge y le parece de lo más excitante. A mí casi me da más miedo eso… [ríe]. Solemos creer que somos menos rígidos y más abiertos, más liberales y tolerantes que la generación de nuestros padres. Pero yo creo que no es así. Seguimos siendo una sociedad conservadora y cristiana.
Y usted sabe de qué habla: sus dos abuelos eran curas. Sí, pero la religión no fue importante en mi educación. Mis padres me llevaron a la iglesia hasta los seis años. Después vieron que yo no mostraba ningún interés y lo dejaron correr. Siendo sincero, no me creo nada de todo eso. Me parece demasiado inverosímil.
¿Dónde creció? En las afueras de Belfast, en una casa junto al mar. Procedo de una familia de clase media-alta. Tuve una infancia muy feliz, aparte del hecho de perder a mi madre [de un cáncer] a los 16 años y a cuatro de mis mejores amigos un año después [en un accidente de tráfico]. Hasta ese momento, había sido muy feliz.
¿Cómo le cambió perder a su madre? Es algo que te afecta de mil maneras distintas cada día. No creo que nunca llegue a aceptarlo, a no ser que vaya a ver un terapeuta que me explique cómo. Tal vez me convirtió en alguien más determinado… Todavía me enfado mucho cuando pienso en eso. A mi edad, me frustra mucho que mi madre no esté aquí, porque ahora tengo dos hijas que no la conocieron. Me da mucha pena.
Antes de triunfar, pasó más de 10 años haciendo castings sin ningún éxito. ¿Qué cree que le impulsó a seguir? Soy una persona tozuda y muy competitiva. En los deportes, por ejemplo, no me gusta nada perder. Sigo teniendo un grupo de amigos que conocí en aquella época. Entonces nos iban bastante mal las cosas, pero ahora nos está yendo bien [se refiere a los actores Eddie Redmayne y Andrew Garfield, con los que compartió piso]. Diría que íbamos bien encaminados. Supongo que tenía más confianza en mí mismo de la que pensaba. Cuando leo una mala crítica, intento recordar que formo parte del 5 % de actores que tienen trabajo. Y eso me hace muy feliz. En el fondo, eso es todo a lo que puedes aspirar. Me parece un asco esa gente que actúa para dejar una herencia detrás. Para poder decir: “Cuando ya no esté, por lo menos habré interpretado a Hamlet en el Donmar Warehouse [prestigioso teatro londinense]...”. ¿Qué más dará eso? ¡Nada de eso importa! Soy hijo de doctores, que sí hacen cosas que importan.
A Jamie Dornan nada de eso parece importarle lo más mínimo. Este norirlandés de 34 años tiene claro que quiere ofrecer algo más que un físico intimidante. Podría haber pasado sus días encadenando contratos publicitarios donde seguir exhibiéndose semidesnudo. Pero prefirió convertirse en actor. Y tras enfrentarse a los prejuicios de media humanidad, llegó la sorpresa: la serie The fall, donde interpreta a un psicópata de su Belfast natal y de la que acaba de estrenar la tercera temporada, le reveló como un intérprete de una insospechada profundidad. Su última película, pensada como antídoto a la descomunal fama que le ha proporcionado Christian Grey, sigue en la misma línea.
"Perdí a mi madre a los 16 años y a cuatro de mis mejores amigos un año después [en un accidente de tráfico]. Hasta ese momento, había sido muy feliz"
¿Por qué se metió en este negocio? Porque no tengo la actitud adecuada para trabajar en una oficina. Desde muy joven supe que no era ese tipo de persona: me falta paciencia para sentarme ante un ordenador. No tenía ni idea de lo que haría, pero sabía que no sería eso. Creo que todos los que trabajan en el cine lo sienten. Empecé en el teatro a los 13 años. Me encantó ser una persona distinta, expresarme de otra forma que con mis amigos del equipo de rugby. Sin tener claro que quería ser actor, me sentía cómodo en un mundo que me permitía no comportarme como se esperaba de mí.
¿Cómo terminó haciendo de modelo? Durante un año estudié marketing, simulando convertirme en un adulto de verdad. Hasta que descubrí que era una pérdida de tiempo y de dinero. No quería mercantilizar nada y la simple idea de hacerlo me repugnaba. No tenía ningún otro plan. Entonces, mi hermana me empujó a hacer de modelo. A los 20 años, si te dicen que te darán un montón de dinero por posar con aire lúgubre mientras te hacen una foto, es de tontos decir que no. Los modelos tienen mala reputación. No me malinterpretes: existe una gran cantidad de modelos muy tontos ahí fuera, pero a mí me parece de listos ganar tanto dinero por hacer tan poco.
"Estoy bastante seguro de que ['50 sombras de Grey'] es mi peor interpretación hasta la fecha. No me importa reconocerlo. A veces las cosas escapan a tu control, aunque no me voy a inventar excusas"
Cuando se observa su trayectoria, parece haber dedicado mucho tiempo y esfuerzo a contradecir la percepción que los demás tenían sobre usted. Hasta cierto punto. Pero gran parte de lo que dices está ligado a The fall. Es el tipo de papel para el que nunca me tenían en cuenta, a causa de ideas preconcebidas sobre el tipo de actor que debes ser si has participado en campañas para firmas de moda. Nunca me habían dado la oportunidad. No buscaba venganza, sino simplemente ejercitar mi músculo interpretativo en un proyecto muy alejado de lo que se suele esperar de mí. Me admiró descubrir que me sentía cómodo en un terreno tan oscuro. Cada papel te ayuda a conocer cosas nuevas sobre ti mismo. Es complicado cuando interpretas a alguien tan malvado, pero tienes que hurgar en ti mismo para encontrar cosas que llevas en tu interior. Por ejemplo, sé que hay rabia dentro de mí. Casi nunca sale, hasta el punto de que mis amigos nunca la han visto y mi mujer [la actriz y músico Amelia Warner, 34 años, con la que tiene dos hijos, de 3 años y unos meses] ni siquiera sabe que existe, pero yo sé que está ahí.
¿Por qué aceptó 50 sombras de Grey y cuál ha sido el resultado de esa decisión? Ahora es más conocido, pero, ¿no es una nueva camisa de fuerza de la que escapar? Sí y no. No me importa lo que se percibe de mí, más allá de lo que piensen mis amigos y mi familia. Y diría que me gustan los retos. Puede que el resto de mi carrera esté definida por ese personaje, pero sólo significa que tendré que luchar un poco más para romper con eso. Participar en una franquicia con tantos seguidores es una oportunidad inmensa, al margen del miedo que a veces pueda dar y de la percepción que se tenga de ella. Todo es cuestión de encontrar un equilibrio. Desde entonces, he rodado tres películas independientes.
Obtuvo muy buenas críticas por The fall, pero menos buenas por 50 sombras de Grey. ¿Cómo se lo tomó? Puedo hasta repetir algunas de memoria. Cuando tenía cuenta en Instagram me mandaron un montaje con las peores críticas. Me pareció divertidísimo. Un crítico decía que tenía “tanto carisma como los copos de avena”. Otras fueron divulgadas en publicaciones cristianas… No voy a perder el sueño por eso.
"La gente que se compadece de los sumisos en el sadomasoquismo no entiende que son ellos quienes desean tener ese papel"
Hace poco le preguntaron por la cosificación de las mujeres y sus cuerpos. Respondió que eso afecta también a los hombres, incluyéndose entre los afectados. ¿Es algo a lo que intenta resistirse? Forma parte del trabajo. Si eres actor, se te va a convertir en objeto. Desgraciadamente, les pasa más a las mujeres, porque la gente está obsesionada con sus formas y su desnudez, cuando para mí es algo totalmente natural. Como actor, tienes que intentar controlar lo mejor que puedas este riesgo de que te cosifiquen. Si haces todo lo que piden los directores, seguramente terminarás sintiéndote herido y utilizado. Uno debe intentar mantener cierto control.
Y usted sabe de qué habla: sus dos abuelos eran curas. Sí, pero la religión no fue importante en mi educación. Mis padres me llevaron a la iglesia hasta los seis años. Después vieron que yo no mostraba ningún interés y lo dejaron correr. Siendo sincero, no me creo nada de todo eso. Me parece demasiado inverosímil.
¿Dónde creció? En las afueras de Belfast, en una casa junto al mar. Procedo de una familia de clase media-alta. Tuve una infancia muy feliz, aparte del hecho de perder a mi madre [de un cáncer] a los 16 años y a cuatro de mis mejores amigos un año después [en un accidente de tráfico]. Hasta ese momento, había sido muy feliz.
Antes de triunfar, pasó más de 10 años haciendo castings sin ningún éxito. ¿Qué cree que le impulsó a seguir? Soy una persona tozuda y muy competitiva. En los deportes, por ejemplo, no me gusta nada perder. Sigo teniendo un grupo de amigos que conocí en aquella época. Entonces nos iban bastante mal las cosas, pero ahora nos está yendo bien [se refiere a los actores Eddie Redmayne y Andrew Garfield, con los que compartió piso]. Diría que íbamos bien encaminados. Supongo que tenía más confianza en mí mismo de la que pensaba. Cuando leo una mala crítica, intento recordar que formo parte del 5 % de actores que tienen trabajo. Y eso me hace muy feliz. En el fondo, eso es todo a lo que puedes aspirar. Me parece un asco esa gente que actúa para dejar una herencia detrás. Para poder decir: “Cuando ya no esté, por lo menos habré interpretado a Hamlet en el Donmar Warehouse [prestigioso teatro londinense]...”. ¿Qué más dará eso? ¡Nada de eso importa! Soy hijo de doctores, que sí hacen cosas que importan.
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